- Se pretende que haya cambios en el régimen jurídico de conservación y protección del patrimonio cultural
- Esa legislación sólo contempla el resguardo de monumentos, es decir, bienes culturales muebles e inmuebles, explicó el especialista del IIS de la UNAM, José Carlos Hesles
Por el auge que tiene el patrimonio cultural inmaterial en México y el mundo –categoría definida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)–, se pretende que haya cambios a la ley que protege al patrimonio tangible para que contemple a los primeros, señaló el especialista del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, José Carlos Hesles Bernal.
La legislación vigente denominada Ley Federal sobre Monumentos y zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (1972), sólo establece el resguardo de monumentos, es decir, bienes muebles e inmuebles materialmente tangibles. Con su eventual reforma, se intenta incluir la herencia inmaterial como los paisajes, las fiestas, las danzas, la música y los cantos, explicó.
El problema con el patrimonio intangible, acotó, es la patrimonialización, que supone la separación y sacralización de los imaginarios y las prácticas. Los tangibles son conservados en espacios físicos separados, museos, zonas y sitios monumentales, pero los inmateriales, que son parte de la vida de las comunidades, será difícil apartarlos de los procesos sociales que los producen.
El patrimonio cultural se entiende como algo dado o recibido de generaciones pasadas, que debe ser salvaguardado para la posteridad, indicó. Pero también es una construcción histórica que se relaciona con la identidad nacional. “Es como una herencia que debe preservarse a lo largo del tiempo, aunque en términos jurídicos refiere a los bienes que son propiedad del país”.
En México, desde la segunda mitad del siglo XIX, existe la preocupación de protegerlos del saqueo para colecciones extranjeras, por conservarlos en museos, y por explorar y resguardar sitios y zonas arqueológicas.
En el siglo XX continuó esa línea con varias políticas científicas e institucionales, que incluían la arquitectura de edificios y el diseño urbano del tiempo de la Colonia, además de algunas obras artísticas.
El universo de bienes culturales muebles e inmuebles que tiene México es inmenso, pero de los registrados en los catálogos del INAH y del INBA, sólo una parte está realmente preservada, señaló.
En el país, existen 25 sitios culturales y cuatro naturales en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, entre ellos Ciudad Universitaria, y en el inventario de la herencia inmaterial se incluye la fiesta del Día de los Muertos. Las estrategias para protegerlos han cambiado con el tiempo, pues se requiere de instituciones públicas y privadas, y tecnologías adecuadas.
En ocasiones se han dañado, afectado y modificado, y aún así no se tiene conocimiento de alguno al que le hayan retirado el nombramiento; sin embargo, existen bienes culturales en riesgo, vulnerables y en peligro, concluyó.
Créditos de la nota: Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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